domingo, 29 de enero de 2012

No encontrará a alguien que lo haga como yo y seguramente ya ni me encontrará a mí.

En ciertos momentos de la vida de una, para nada te planteas situaciones, personas, momentos, risas, lloros, ralladuras y alegrias que pueden suceder. Pero en un momento, en un momento cualquiera, con una excusa o motivo cualquiera, conoces a alguien cualquiera. Empiezas a hablar con esa persona, a conocerla y ves que hay algo en común, que hay cosas que os unen, que coincidís. Y eso te encanta. Pero tú estas distraida con cualquier otra persona y no te detienes a pensar en esa persona nueva que de la forma más tonta acaba de entrar en tu vida, pero pasa un tiempo y esa persona se va metiendo cada vez más en tu vida, de la forma más inapreciable que pueda existir. Pero tu sigues pendiente de la otra persona esa que te quema tanto pero que te tiene ilusionada desde el 10 de marzo de 2010. Y bueno pues al final esta fiebre pasa y te mentalizas a olvidarla y es entonces cuando esa persona inapreciable que llegó un 20 de noviembre de 2010 es la que te ayuda a seguir adelante, a darte cuenta que hay más vida, que hay más allá. Y poco a poco te va llevando y te va enseñando cosas que tu para nada pensabas, y sus palabras bonitas, sus bromas, sus tonterias, sus indirectas, su saber que decirte, sus palabras justas en el momento apropiado... todo aquello te hizo ver que había una segunda vez, una segunda ilusión, incluso llegaste a creer que te habían dado otra oportunidad. Y ante esto confié, aposte duro, él llegó a poseer mi confianza ciega y la verdad es que hubiera dado todo si el me lo hubiera pedido o si lo hubiera necesitado y de cierta manera lo hice, aguantando día a día como me hablaba de las demás, oyendo como me hablaba incluso de mí, lo bien que lo hacía y lo mucho que me gustaba. Para mí él llegó a ser alguien a quien en cierto modo admiraba además de por ser como era, por lo que me hacía ser a mí, por hacerme tan feliz y por sacarme esa sonrisa que incluso en lo momentos duros solo él sabía hacerlo, para mí fue tan especial que hasta incluso le consideré mi mejor amigo.
Y quizás todo esto fue lo que me enamoró de él, no lo sé, solo sé que lo hizo, y tampoco sé si el término apropiado es "enamorada" pero que le he querido muchísimo es cierto y que aguanté tanto también pero solo lo hice porque esperaba que se diera cuenta que cuando él me necesitaba yo siempre estaba aquí, que cuando necesitaba una palabra de ánimo de desvivía por darsela al igual que cuando necesitaba alegría yo se la dí, no sé si lo conseguí, pero lo intenté muchísimas veces, una tras otra, caída tras caída, golpe tras golpe. Que a pesar de las dificultades y del peligro yo no salí huyendo, yo seguí a su lado porque le quería, yo seguí dándole mi consejo, el mejor que podía. Y al final, todo ha salido como le dije, pero no sé si cada noche cuando se acuesta piensa en mis palabras, en cada cosa que le dije, que cada momento que le dedicaba. Y si lo hace o no ya no me vale de nada porque ya ha dejado de ser para mí ese alguien al quien en muchos casos le di demasiada importancia, y quizás no se la merecía pero lo hice porque hubo algo en mí que me hizo creer en él, quizás lo que me pasa es que suelo confiar mucho en las personas y esperar demasiado de ellas, pero es que soy de la condicion de pedir lo que puedo dar, y al igual que yo arriesgo por alguien espero que conmigo lo hagan y él para mí llegó a ser un riesgo, el cuál corrí y parece ser que perdí. Aunque de esto último no estoy del todo convencida, sí, perdí a un amigo pero porque nunca lo fue porque ahora me doy cuenta de que la palabra "traidor" estaba presente desde el principio. La suerte que tiene es que hay personas que si que le queremos de verdad pero él no se da cuenta y por sus acciones lo que hace es apartarnos de su lado, pero estoy segura de que aprenderá y algún día se de cuenta de que hay que pensar antes con la cabeza.
Por otro lado yo aprendí que hasta lo que ya ves claro en cualquier momento se puede enturbiar, que lo más fiel se puede revelar, que el tiempo marca su ritmo, que los remordimientos de conciencia son muy malos, que el tener que ver al arrepentimeinto todas las mañanas duele más que mil insultos, que las cosas que se ocultan siempre salen a la luz, que las promesas y los juramentos en boca de ciertas personas no valen nada, aprendí que las lágrimas ayudan a descargar toda la rabia, que hay momentos en los que debes callar y en otros que debes decir todo, de la mejor manera y con la mejor educación, sin que se enteren pero finalmente decir todo aquello que te come por dentro, aprendí quien son los amigos de verdad, quien no merece la pena, y quizás por último aprendí que yo sí que puedo amar a otra persona tanto o más que lo hice con él pero él no encontrará a alguien que lo haga como yo y seguramente ya ni me encontrará a mí.
Aunque también aprendí que nunca puedes decir nunca, que todo puede pasar de la forma más inesperada y casual.

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