Esa sensación de que algo falta, de que todo falla, de que nada funciona, de que nada te alegra la vida si no son dos palabras suyas. Ese poder asombroso de levantarte el ánimo en cuestión de minutos. Que si no hablas con él un solo día lo echas de menos y esa agonía increible de verle conectado y que no te salude o tarde unos minutos que para tí son interminables, o veces en las que antes de que tu te conectes ya te salude con una gran sonrisa o un "hola", pero no un "hola" simple, sino uno de esos especiales, uno de esos que solo tú y él sabeis, de esos que solo los entendeis vosotros, de esos que os hacen más complices y os unen. De esos que te llenan tanto que darías lo que fuera porque se repitieran todos y cada uno de los días, en persona, por sms, por privado, por tuenti, por msn, da igual, pero que siempre se repitieran, de esos saludos que solo sabe decirte él, y no es por el hecho de saludarte sino por la cosa de buscarte, hacer un click, y escribirte, cualquier gilipollez, pero lo hace, y da igual si son tres veces al día o cinco, pero al menos una. Buscarse y estar pendiente de cuándo, cómo y a qué hora se conecta, deseando volver a decirle que hoy has pensado en él, que hoy ha ocurrido algo que ha hecho que esté aún más presente en tu mente de lo que está, si es que eso es posible.
Y que después de hablar durante dos o tres horas diarias se despida con: "Un beso tkk!", "Gracias por hacerme ver lo que no veo", "mi amiga y psicologa a la que quiero" o decirle tú: "teeq" y que te responda un: "i io" con una seguridad increible que hasta te contagia, pero que quizás detrás de esas letras haya tantos nervios o dudas como están presente en las tuyas, en tu cerebro y en tu corazón.Y en ese momento piensas, ¿será verdad o no? pero tu misma responderte: le conoces tanto que sabes perfectamente que sino lo sintiera no te lo diría, y darte un motivo más, con muchísimo más peso: antes solo lo hizo unas cuantas veces pero en los momentos importantes te lo dijo, si ahora te lo dice siempre es porque realmente es así, porque ya no hay nada ni nadie que se lo quite, ni nada en su conciencia que le diga: "no debes".
Y una vez que él se va, leer la conversacion un par de veces, y mientras lo haces tu sonrisa no te abandona, al revés, está más presente que nunca, ¿porqué? Por que esa sonrisa es la que te dice que estás feliz porque él te hace feliz y pensar: me da igual todo porque no sabe cuanto le quiero, digas lo que digas, es asi, aunque niegues una gran evidencia día a día. Y con estas, cerrar su ventanita, apagar el ordenador, tumbarte en tu cama y pensar: joder, estas jodidamente enamorada, pero me encanta estar así. Y después soñar que está a tu lado y que mañana amanecerá contigo, aunque sea en tu mente o al otro lado del ordenador. Pero lo hará.
No hay comentarios:
Publicar un comentario